Viajes a bolígrafo
Un sitio donde vuelco la tinta de un folio sobre un bolígrafo... o al revés.
domingo, 11 de diciembre de 2016
Pura droga
Tus besos son pura droga.
Una tan potente
a la que me enganché en la primera toma.
Una tan penetrante
que hasta mis células perdieron su forma.
Y me siento afortunado
por compartir hasta mis partículas
de aire,
diciendo cosas ridículas
que nadie
entendería sólo tú,
mi campanilla,
que soplas tus polvos mágicos
en mi cara,
y me sacas a volar en tus labios.
Y a la orilla
de tu mejilla sonrojada
hay palabras,
que no es una mujer sencilla
pero nada,
porque no hay maravilla
sin problemas.
Y en tu mirada,
azul como el océano
este poema
se escribe solo, no hay dilemas,
sólo un lema,
Hakuna Matata libre,
y en mi yemas
de mis dedos los masajes
hacen gárgaras.
Porque tu garganta...
... también es pura droga.
sábado, 15 de octubre de 2016
La Voz de los Nuestros
sentada aquí a tu lado a solas.
por no haber venido antes
mas sólo tengo un instante
para decirte unas palabras ahora.
Siente mi mano en tu hombro
estoy en todos tus sentidos
y ahora te beso en el rostro.
Quizá me fui demasiado pronto
pero verte me devuelve la vida
te quiero para siempre,
te quiero con todo.
Una caricia en la mejilla
sonríe, por favor, sonríe,
siempre estoy viva cuando sonríes
en tu corazón, detrás de tus costillas.
¿cómo no voy a estarlo?
pero yo creo que soy recuerdo.
El calor de mi esencia.
te lo mereces,
martes, 2 de agosto de 2016
Día 23 (Parte III). Torrevieja Zombie.
- Pasaremos aquí la noche - continuó Javi -. Mañana ya veremos qué hacemos.
- Nos estaba poniendo en peligro a todos - respondió Asun.
- Nos ha salvado la vida muchas veces, ha estado más en peligro por nosotros que por los zombies.
- No... ha estado en peligro por Aris - siguió Claire, que se unió a la conversación -. Dejar a ese tarado solo y que se las apañase era la mejor opción. Pero el cabezota de Adrián jamás lo permitiría.
- Tenemos que volver a por ellos - Gema parecía arrepentida.
- Estarán bien - saltó Mario mientras terminaba de apagar el cigarrillo en el suelo -. Conozco a Adrián y a Javi, mientras permanezcan juntos estarán bien.
- ¡No te da vergüenza! - gritó Gema -. ¡Has abandonado a tu propio hermano!
- Tú pareces el más razonable aquí - fue directo Mario -. ¿Crees que hicimos bien viniendo aquí?
- Desde luego no hicimos bien separándonos - sentenció Álex acabando el bote de Pringles.
martes, 26 de julio de 2016
Día 23 (Parte II). Torrevieja Zombie
El furgón avanzaba lento pero seguro. La verdad es que todos estaban haciendo un trabajo exquisito, y poco a poco los zombies se caían hacia los lados, o eran aplastados por las ruedas. Se abrieron paso por las calles del centro de Torrevieja, cogieron velocidad, y atravesaron la calle Maria Parodi hacia el norte. Asun, aún en el techo del furgón, cogió una cajetilla de tabaco de uno de sus bolsillos, se encendió un cigarrillo, se puso otro detrás de la oreja y se tumbó para pasarle uno encendido a Mario a través de la ventanilla. Éste lo cogió y le dio una larga calada.
Álex sabía que lo que estaba haciendo era lo mejor para la supervivencia del grupo, pero no se sentía bien haciéndolo. Estaba completamente exhausto, pero aún conservaba la energía suficiente como para que su sentido de la justicia estuviese a pleno rendimiento. Sentía que lo que habían hecho no era justo. Nada justo. Pero ya estaba hecho por el bien de la supervivencia, y lo único que quedaba era tirar para adelante, aunque fuera separados.
Claire estaba decidida con su plan. Se decidió ir al Mercadona de "aguasnuevas", fortificarlo por todos sus flancos y empezar desde ahí lo que sería un campamento provisional. Recuperarse, reponerse, aprovisionar furgones y grandes vehículos, y salir de la ciudad en busca de una zona segura real.
Raúl, Mari y Gema empezaron a hablar en la parte de atrás del furgón. Empezaron a conocerse más, ahora que tenían ocasión. Todos coincidieron en que tenían más miedo ahora que nunca. Y todos coincidieron también en que lo que habían hecho era lo mejor. A Aris, en cualquier momento, podrían cruzársele los cables y acabar lo que los zetas aún no habían podido hacer. Sin embargo, también pensaban en Javi y en mí, y en cómo les habíamos salvado la vida en varias ocasiones. Sentían como si nos hubiesen abandonado a nuestra suerte, o, lo que es peor, como si ya no tuviesen nuestra protección. Jamás entenderé cómo podían sentirse protegidos por mí, cuando lo único que hacía yo era luchar contra mi propias ganas de abandonarlo todo y rendirme.
Pero no lo hacía. Cuando dejé de abrazar a Aris sentí que se había calmado muchísimo más. Su mirada estaba más serena y relajada. Me levanté y le ayudé a ponerse en pie.
- Hay que salir ya de aquí o acabaremos calcinados - dije empezando a movernos -. El fuego se está acercando mucho.
Javier me miró y me hizo una señal de silencio. Se oía las campanas de la iglesia.
- Habrá que ir a ver qué es - sentenció por fin.
miércoles, 20 de julio de 2016
Analfabeto
martes, 19 de julio de 2016
¿Te ahogas en sufrimento?
viernes, 15 de julio de 2016
Día 23. Torrevieja Zombie.
Javier y yo nos habíamos quedado mirando cómo el furgón subía la avenida del Paseo Vistalegre y empezaba a atraer a las primeras oleadas de zetas. Claire, desde arriba del furgón, disparaba con una puntería increíble a las cabezas de los muertos vivientes, dejando un reguero de sangre negra. Aris se descojonaba detrás de nosotros mientras todo el edificio empezaba a arder.
Me quedé pensando con la mirada fija en él. Tenía ganas de partirle la boca, pero me las guardé para mí. Estaba claro que Aris no era así, lo conocía de toda la vida, el estrés por el que tenía que estar pasando le había superado y lo transformaba en esa arrogancia y mala educación. Me acerqué a él mientras me miraba riéndose de mí. Me arrodillé a su lado y, sin más, le abofeteé los dos lados de la cara hasta que dejó de reír y sus lágrimas se agotaron. Y luego, simplemente, le abracé.
Más adelante, a la altura de la fuente de la Plaza Waldo Calero, el furgón se detenía frente a una horda de zetas enorme. Debía haber casi dos centenares. Asun y Claire prepararon botellas explosivas y las lanzaron en mitad de la jauría, pero no era del todo suficiente. Raúl cubría la retaguardia disparando a los zombies rezagados, Gema y Mari reponían la munición, que a esas alturas ya estaba escaseando mucho. Mario se abría paso entre los zombies demostrando su habilidad para conducir vehículos pesados mientras disparaba por su ventanilla, con mucha menos puntería de la que estaría orgulloso a reconocer.
Pero Álex no hacía nada. Estaba sentado en el asiento del copiloto recogido en sí mismo. Retraído en una introspección solemne.
A lo lejos, por encima de las gargantas de los zetas con sed de sangre, y sin el ruido común al que estamos acostumbrados que pudiese ocultarlo, aún tañían las campanas de la Parroquia del Sagrado Corazón.